El proyecto que busca restituir el voto obligatorio en las elecciones populares celebradas en nuestro país fue aprobado en general el miércoles pasado en la Cámara de Diputados, por 107 votos a favor, 16 en contra y 23 abstenciones. Sin embargo, por ser objeto de indicaciones, fue devuelto a la comisión de Gobierno Interior para su análisis en particular.
La iniciativa, que en el último tiempo ha ganado adeptos en el mundo político, sobre todo después de los resultados de la última elección de constituyentes; divide a los parlamentarios locales, quienes ven pros y contras en terminar con la voluntariedad del sufragio.
A favor
“Estamos reparando un error que cometimos cuando aprobamos la inscripción automática y el voto voluntario, pensando que con ello se podía incentivar la participación ciudadana en los procesos electorales. Sin embargo, se produjo un efecto contrario, disminuyendo la participación y aumentado la abstención, por lo cual nuestra evaluación inicial fue incorrecta. Junto con el derecho a elegir, también tenemos la obligación de participar. Es la única manera que las autoridades electas, junto con tener la legitimidad del cargo, también tengan la representatividad de éste. Insisto, así como existen los derechos, también tenemos deberes”, aseveró el diputado independiente, Carlos Abel Jarpa.
"Esta reforma, que busca reponer el voto obligatorio, es urgente y necesaria", agregó la diputada del PPD, Patricia Rubio.
“En las últimas elecciones quedó en evidencia que solo el 42% del electorado participa, por lo que los candidatos que son elegidos no son representación de la mayoría. No se puede gobernar sin un contundente respaldo ciudadano. Debemos retroceder, pero de la mano de la obligatoriedad debemos garantizar y establecer un sistema de educación cívica ciudadana. El voto es la máxima representación de los ciudadanos”, planteó.
El diputado Jorge Sabag (DC), en tanto, coincidió con que el voto no solo es un derecho de los ciudadanos, sino también un deber cívico.
“El formar parte de una comunidad no sólo implica el ejercicio de derechos, sino también el cumplimiento de obligaciones mínimas con el país del que formamos parte. No resulta congruente que una persona pida al Estado una serie de acciones destinadas a satisfacer sus necesidades individuales o de su colectividad, y al mismo tiempo, no participe en los actos electorales. Si el elector no se siente interpretado por ninguna de las opciones que se presentan podrá votar en blanco o anular su voto, pero no puede restarse de participar. Es el mínimo compromiso”, aseveró.
Respecto del rechazo que el proyecto genera entre algunos parlamentarios, sostuvo que “no podemos legislar con la calculadora en la mano, dependiendo de nuestras conveniencias. Acá se trata de cómo la ciudadanía tiene derechos, pero también de cómo debe tener obligaciones, y una de ésas es el acudir a las urnas y expresar su opinión”, advirtió, haciendo un llamado a implementar el ramo de Educación Cívica en todos los establecimientos educacionales, "tal como se dispuso el año 2016, sin que se cumpla hasta la fecha", afirmó.
Pese a que es partidario de todo tipo de libertades, el diputado de RN, Frank Sauerbaum, planteó que claramente Chile ha ido modificando su comportamiento, “y lo que no puede pasar es que estemos llenos de derechos y no tengamos ninguna obligación respecto de nuestro país y de quienes nos dirigen. Es fundamental que seamos nosotros quienes tomemos las decisiones y no dejemos que sean unos pocos quienes las tomen, por muy convencidos que estén”, sentenció.
Fuente: ladiscusion.cl